Pastores de África – Todos somos africanos

La Casa de la Biodiversidad de Cheese acogió en la jornada de ayerun encuentro dedicado a África y a sus pastores, en un momentocrítico y muy difícil para el continente, que se enfrenta contrasequías, hambrunas y una pobreza creciente.

Después de introducir y agradecer la presencia de los representantesafricanos, Carlo Petrini renovó el compromiso de Slow Food y TerraMadre con la lucha por el derecho a la alimentación y la soberaníaalimentaria. «¡Si es ya muy difícil ser ganadero o pastor en Europa,imaginémoslo en África!» subrayó Petrini. «Ustedes han de estarorgullosos de su labor y continuar resistiendo, porque el futuroestá en sus manos», concluyó, recordando la importancia decultivar proyectos concretos de intercambio entre productoreseuropeos y africanos, tal y como sucede en Cheese durante estosdías.

Slow Food es una importante realidad en África, con proyectos en30 países con los que trata de restablecer un equilibrio entre lalabor del hombre y la defensa de la biodiversidad. De hecho, no essi no este equilibrio lo que permite a las comunidades localessobrevivir, manteniendo los cultivos y el ganado que les garantizanun sustento.
Numerosos fueron los testimonios directos de los pastores llegadosde Mauritania, Burkina Faso, Etiopía y Kenia, cada uno de elloscon su propia historia y sus contiendas, pero unánimes alconsiderar a Slow Food socio fundamental para proteger sueconomía y ayudarlos a subsistir.

En Kenia, por ejemplo, SlowFood está presente con el Baluarte delyogurt con cenizas de los pokots, del que los pastores se sientenmuy orgullosos, tal y como explicaba Ruben Loitang, que ademásañadía: «¡Mis hijos, que se nutren con alimentos sanos y beben esteyogurt, son mucho más fuertes que los hijos de mis amigos que vivenen la ciudad!».
De Burkina Faso supimos de la existencia del Conseil Régional des

Unions du Sahel, una red de productores y ganaderos comprometidacon la inserción social de la población. Tal y como nos expusieraSeydou Madia, representante de la red proveniente de una tributuareg, ahora son ya 14 Federaciones, 64 Uniones y 1.227 Grupos debase locales. Su proyecto principal está dirigido a la inserción laboralde jóvenes y mujeres, las franjas más débiles de la sociedad.

Antes de comenzar su intervención y en nombre de la crecientecolaboración con Slow Food, Seydou impuso el turbantetradicional a Carlo Petrini en señal de respeto y gratitud. El deseode los ganaderos de dromedarios de Mauritania, por su parte, esconseguir elaborar productos derivados de la leche, algo por elmomento aún imposible, mejorando las condiciones deproducción, transformación y venta. «En el próximo Cheesedesearíamos poder participar ya con nuestros quesos», declaróMohammed Tate. «Buscamos a otros ganaderos para intercambiarnuestras experiencias y nuestros problemas, porque somosconscientes de la importancia de dedicar más atención alreconocimiento del trabajo y al bienestar animal».

Proveniente de una tribu nómada etíope, Shenko Baka denunció lacrisis que atraviesan en estos momentos: «No solo hemos de lucharcontra hambrunas y cambio climático, sino contra las políticashostiles del gobierno. Somos pastores desde hace centenares deaños, pero a causa de las pésimas condiciones económicas ahora nosvemos obligados a transformarnos en agricultores, para perder asínuestra identidad», explicó.

Al final del encuentro se presentó el manual de buenas prácticashigiénicas “Por un alimento sano y limpio”, realizado por laFundación Slow Food para la Biodiversidad Onlus en colaboracióncon el Laboratorio químico de la Cámara de comercio de Turín y,obviamente, con los representantes de las comunidades africanas,un manual que puede ser un primer instrumento para sensibilizara la población sobre las prácticas a utilizar en la cría y elaboraciónde los productos.

Texto publicado en la News Letter de Slow food InternacionalSeptiembre 2011.