Terra Madre es un proyecto concebido por Slow Food, fruto de su proceso de crecimiento, que hoy se basa en el convencimiento de que “comer es un acto agrícola y producir es un acto gastronómico”. Slow Food se ha ubicado desde siempre por los placeres de la mesa y la buena comida, y ha defendido las culturas locales frente a la progresiva estandarización impuesta por las denominadas lógicas modernas de producción, distribución y economía de escala. Al llegar hasta el fondo de tales lógicas Slow Food se ha dado justa cuenta de la necesidad de proteger y apoyar a los pequeños productores, pero también de cambiar el sistema que los perjudica y de reunir a cuantos sobre este tema tienen poder decisorio: consumidores, institutos de formación, chefs y cocineros, entes de investigación agrícola, organizaciones no gubernamentales… Se hizo evidente que para conseguir un impacto significativo había que multiplicar y acrecentar acciones locales a partir de un punto de vista-guía local.
Así nació Terra Madre: para dotar de voz e imagen a los campesinos, pescadores y ganaderos que pueblan nuestro mundo. Para aumentar la conciencia de lo precioso de su labor en las comunidades de productores y en la opinión pública. Para proporcionar a los productores argumentos superiores para realizar su labor en mejores condiciones por el bien de todos nosotros y del planeta. Por esas razones nos pareció fundamental construir una red mundial, que dispusiera de instrumentos de repartición de las informaciones y ofreciera la posibilidad de aprender de experiencias ajenas y colaborar con los demás. Nuestro objetivo es que sigan existiendo tierras fértiles donde germinen y crezcan plantas y animales aptos a esos ambientes particulares, y no dopados con sustancias químicas que los hagan fructificar o engordar artificialmente. Nuestro objetivo es que sigan existiendo personas que cuiden las tierras, los saberes y los alimentos que conservan el gusto de nuestra infancia.
La red de Terra Madre se puso en marcha en la asamblea inaugural de 2004 en Turín. Aquel primer encuentro reunió a 5.000 productores de 130 países y –como nunca antes ocurriera- llamó la atención de los medios de comunicación sobre sus problemáticas. La segunda edición del encuentro internacional se celebró en 2006 e implicó asimismo a 1.000 cocineros –de los más célebres a los más sencillos-, todos ellos profundamente conscientes de sus responsabilidades frente a los productores de calidad. En 2006, en la reunión general también participaron 400 investigadores y académicos para intentar aproximar la teoría a las buenas prácticas.
Jamás se hubiera podido realizar un proyecto tan ambicioso sin la contribución de un grupo de patrocinadores muy motivados. Slow Food movilizó a instituciones públicas, entes locales, regionales y nacionales para formar conjuntamente la Fundación Terra Madre. La asociación favoreció asimismo acuerdos con compañías privadas y redes solidarias, algunas de las cuales se constituyeron específicamente para esto.
Terra Madre es un proyecto concebido por Slow Food, fruto de su proceso de crecimiento, que hoy se basa en el convencimiento de que “comer es un acto agrícola y producir es un acto gastronómico”. Slow Food se ha ubicado desde siempre por los placeres de la mesa y la buena comida, y ha defendido las culturas locales frente a la progresiva estandarización impuesta por las denominadas lógicas modernas de producción, distribución y economía de escala. Al llegar hasta el fondo de tales lógicas Slow Food se ha dado justa cuenta de la necesidad de proteger y apoyar a los pequeños productores, pero también de cambiar el sistema que los perjudica y de reunir a cuantos sobre este tema tienen poder decisorio: consumidores, institutos de formación, chefs y cocineros, entes de investigación agrícola, organizaciones no gubernamentales… Se hizo evidente que para conseguir un impacto significativo había que multiplicar y acrecentar acciones locales a partir de un punto de vista-guía local.
Así nació Terra Madre: para dotar de voz e imagen a los campesinos, pescadores y ganaderos que pueblan nuestro mundo. Para aumentar la conciencia de lo precioso de su labor en las comunidades de productores y en la opinión pública. Para proporcionar a los productores argumentos superiores para realizar su labor en mejores condiciones por el bien de todos nosotros y del planeta. Por esas razones nos pareció fundamental construir una red mundial, que dispusiera de instrumentos de repartición de las informaciones y ofreciera la posibilidad de aprender de experiencias ajenas y colaborar con los demás. Nuestro objetivo es que sigan existiendo tierras fértiles donde germinen y crezcan plantas y animales aptos a esos ambientes particulares, y no dopados con sustancias químicas que los hagan fructificar o engordar artificialmente. Nuestro objetivo es que sigan existiendo personas que cuiden las tierras, los saberes y los alimentos que conservan el gusto de nuestra infancia.
La red de Terra Madre se puso en marcha en la asamblea inaugural de 2004 en Turín. Aquel primer encuentro reunió a 5.000 productores de 130 países y –como nunca antes ocurriera- llamó la atención de los medios de comunicación sobre sus problemáticas. La segunda edición del encuentro internacional se celebró en 2006 e implicó asimismo a 1.000 cocineros –de los más célebres a los más sencillos-, todos ellos profundamente conscientes de sus responsabilidades frente a los productores de calidad. En 2006, en la reunión general también participaron 400 investigadores y académicos para intentar aproximar la teoría a las buenas prácticas.
Jamás se hubiera podido realizar un proyecto tan ambicioso sin la contribución de un grupo de patrocinadores muy motivados. Slow Food movilizó a instituciones públicas, entes locales, regionales y nacionales para formar conjuntamente la Fundación Terra Madre. La asociación favoreció asimismo acuerdos con comp
añías privadas y redes solidarias, algunas de las cuales se constituyeron específicamente para esto.
Más información en: www.terramadre.org